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frío ...

viernes, agosto 18, 2006



La húmeda y silenciosa falta de calor de aquella noche hubiera empujado a cualquiera a quedarse en casa. Tranquilamente. Arrebujado en el sofá, alguna infusión y la película de vídeo correspondiente. Pero Mario no lo pensaba así. el tuvo que salir a la calle. Un impulso que no podía controlar le obligó.

Esperó en la esquina de una estrecha calle. Al final de ésta, una solitaria luz descansaba con el deseo de apagarse de una vez. Trató de moverse un poco, pero no demasiado, no fuera a ser que, sin darse cuenta, abandonara por unos segundos su privilegiada situación entre las sombras. Aguardó unos momentos y, por fin se decidió. Metió la mano bajo el abrigo, hizo un gesto de aprobación y, a continuación, sacó algo. Jugueteó con ello un rato y después lo guardó. Siguió observando la callejuela. Todo seguía igual de extrañamente tranquilo. Maldito frío. Se preguntó qué demonios estaba haciendo allí y por un momento estuvo a punto de regresar a casa. Entonces se hizo otra pregunta: ¿por qué?¿por qué había tenido que ocurrir todo?. Lo hizo durante algunos minutos para luego salir de aquella reflexión al tiempo que se dispuso a encender un cigarrillo para quemar el exceso de adrenalina que estaba acumulando. Fue a encenderlo ... pero no pudo. Unos pasos algo descompasados cortaron quirúrgicamente el hilo de ese monólogo mental. Como un ritual, como algo que esperaba se embutió más si cabe en la penumbra que le rodeaba ...

Florián era un hombre afable o al menos esa era la fama que lo acompañaba entre sus vecinos y amigos. Quizás contribuyese a ello su despreocupada forma de andar. De todas formas, esa noche no resultaba una más para él. Era su despedida de soltero. La fiesta hacía un buen rato que había finalizado y, a pesar de las insistencias de sus amigos, no muy coherentes algunas, decidió volver solo a casa si bien tomarse antes un buen café no estaría mal. Le gustaba dar largos paseos solo. Hasta el museo de escultura, por los parques, la plaza mayor con aquellos puestecillos en navidad ... bueno, daba igual el caso es que el realizar aquella actividad le resultaba relajante y le permitía disfrutar de algunos momentos autistas donde disfrutar de tan ansiada intimidad. Sin embargo, aquel miserable frío lo estaba matando. El dolor, hasta entonces ausente, había regresado. Una descarga eléctrica que subía obstinadamente desde la rodilla izquierda hasta casi la ingle. Mierda, pensó. Si no fuera por dicha aflicción no le importaría tener la pierna en la situación en que se encontraba, con aquel dolor. En cambio, el brazo izquierdo... el brazo izquierdo, aunque lesionado también nunca le había dolido. Simplemente permanecía allí. Con su retorcida forma de mirarle pero estaba. Le vino a la memoria todo. El coche, el camión, más coches, un árbol, ... sus padres. Enfrascado en esos pensamientos abandonó la avenida para dirigirse, mediante un denotado automatismo, hacia una de las bocacalles cercanas. La primera no, la segunda a mano izquierda. Al llegar se percibió de lo triste del lugar. Una farola lucía entrecortadamente, anunciando que al día siguiente ya no existiría ni esa mísera luz. Beatriz le vino a la mente y eso bastó. Eso le hizo sentirse bien y abandonar un poco el frío ...

Mario se movió lentamente y asomó ligeramente su cabeza. En efecto, era él. Allí estaba ese detestable tullido. Apretó con fuerza la mano y estrujó el cigarrillo que sostenía. Con rabia, lo lanzó al suelo al tiempo que en aquel gesto dejó lo un día debió llevar dentro de él. Su odio alcanzó un secreto límite. Recordó a Beatriz mas no pudo hacerlo sin que en la imagen estuviera presente el tullido. Eso aumentó aun más su cólera.

Beatriz, sí. Eso le hizo a Florián encontrarse mejor. Reprodujo su imagen mentalmente. Pronto alcanzó el último portal de la pequeña calle. Distraído y buscando las llaves, avanzó al tiempo que tropezó en un saliente del adoquín de la calzada.Estúpido inválido, se dijo Mario. Aguardó un poco más.

Florián cayó. Comenzó a dolerle inmediatamente la pierna. Al instante, llevó su mano derecha sobre el miembro dolorido tratando de frotarse para atenuar el dolor. Fue a levantarse pero se quedó a medias. Una sombra que se alargaba hasta él se lo anunció. Quieto y ante él se encontraba Mario. Le apuntaba con una pistola. Decidió no moverse y esperar ...

Sonó un disparo y otro más ...

Author: Alfonso » Comments: